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Pirkei Avot 2:1-2 – Es bueno el estudio de la Torá acompañado de un Trabajo
- 26 de abril de 2021
- Publicado por: YPS Israel
- Categoría: Pirkei Avot

Capítulo 2
Mishna 1
רַבִּי אוֹמֵר, אֵיזוֹהִי דֶרֶךְ יְשָׁרָה שֶׁיָּבֹר לוֹ הָאָדָם, כֹּל שֶׁהִיא תִפְאֶרֶת לְעוֹשֶׂיהָ וְתִפְאֶרֶת לוֹ מִן הָאָדָם. וֶהֱוֵי זָהִיר בְּמִצְוָה קַלָּה כְבַחֲמוּרָה, שֶׁאֵין אַתָּה יוֹדֵעַ מַתַּן שְׂכָרָן שֶׁל מִצְוֹת. וֶהֱוֵי מְחַשֵּׁב הֶפְסֵד מִצְוָה כְּנֶגֶד שְׂכָרָהּ, וּשְׂכַר עֲבֵרָה כְנֶגֶד הֶפְסֵדָהּ. וְהִסְתַּכֵּל בִּשְׁלשָׁה דְבָרִים וְאִי אַתָּה בָא לִידֵי עֲבֵרָה, דַּע מַה לְּמַעְלָה מִמְּךָ, עַיִן רוֹאָה וְאֹזֶן שׁוֹמַעַת, וְכָל מַעֲשֶׂיךָ בַסֵּפֶר נִכְתָּבִין
“Rabí dice: ¿Cuál es el sendero correcto por el que debe transitar el ser humano? Todo aquello que lo ennoblezca y lo dignifica frente a las personas. Sé escrupuloso (en el cumplimiento) de un mandamiento leve, como si se tratara de un precepto grave, pues desconoces la recompensa que cada uno tiene.
Medita acerca de la pérdida de un mandamiento en comparación con su recompensa, y el placer (momentáneo que le otorga el hacer) una transgresión contra la [grave] pérdida [que esto le ocasionará]. Reflexiona sobre 3 realidades y no caerás en la transgresión: ten conciencia que por encima de ti hay un ojo que todo lo ve, un oído que todo lo escucha y todos tus actos son escritos en un libro.”
Rabí, como dijimos en la mishná anterior corresponde a Rabí Yehuda haNasí el compilador de la Mishná. Vivió en Bet-Shearim, Galilea, donde fundó su Gran Yeshivá, y el lugar en donde también estuvo el Sanhedrín, que tenía su sede anterior en Usha; pasó después a estar en Shfaram, Galilea. En los últimos años de su vida decidió cambiar y se fue a vivir a Tzipori, un lugar conocido por su clima sano. (Ketubot 103:2).
Todas las personas tenemos la capacidad de elegir, cuál camino debemos seguir, de acuerdo con nuestro libre albedrío, puede ser un buen camino, o un mal camino, sin embargo, ya lo dijeron nuestros Sabios: “Todo está en manos del Cielo menos el temor al Cielo, (que está en manos de los hombres).” Y así es como está escrito en la Mishné Torá de Rabí Moshé ben Maimón [Maimónides].
En la Torá está escrito (Génesis 3:22): “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, para conocer el bien y el mal”; o sea, la especie humana es única en el mundo, sin que exista en este sentido, otra especie que se le parezca, pues el hombre por sí mismo, con su propio pensamiento y entendimiento, reconoce el bien y el mal, y hace todo lo que desea, sin que nadie pueda impedirle actuar bien o mal.
Obviamente el bien y el camino correcto son aquellas acciones buenas que enaltecen a la persona y que están equilibradas en el punto medio y no se desvían a ningún extremo. Por ej.: una persona con respecto a los bienes materiales no debe ser ni avaro, ni derrochador, porque ambas traen sus consecuencias; en este caso hay que ser pródigo, es decir, estar en el punto medio entre la avaricia y el derroche. Esto ennoblece a quien lo practica. Ya lo dice Irmiahu en el Libro de Lamentaciones 3:38: “No es de boca del Altísimo que salen los males y el bien”, quiere decir, que el Creador no decreta que el hombre sea bueno o malo.
Nuestro camino no lo debemos considerar bueno, solo porque uno mismo lo cree así, sino que también sus semejantes deben considerarlo como tal. El “Majarsham de Berzan” en su libro Tejelet Mordejai aconseja que nos imaginemos a otra persona actuando como nosotros mismos, así podemos analizar desde otra perspectiva, si nuestra actitud o acción es la correcta.
No conocemos la recompensa para quien cumple los mandamientos positivos, ni el castigo a quien desiste de hacerlos. Tenemos Mitzvot Asé (preceptos activos) y son aquellos que nos encomiendan hacer algo, por ej.: la circuncisión, colocar la Mezuzá, Tzitzit, Tefilim, etc. Y tenemos Mitzvot lo taasé (preceptos pasivos), que son los que nos ordenan de abstenernos de hacer ciertas cosas, por ej.: No comer pan en Pesaj, no robar, no mentir.
Todo esto se hace con el fin de que no sepamos en qué mitzvá (precepto o mandamiento) debemos de esforzarnos más en cumplir, para que así las podamos cumplir todas y por eso es que no sabemos cuál tiene una recompensa mayor.
También está evaluar la pérdida de un mandamiento, por ej.: abrir el negocio en Shabat, eso te generará dinero, porque puede ser un día bueno de ventas; pero si lo mantienes cerrado para cumplir con la mitzvá de no trabajar en Shabat, deberás ser capaz de reconocer cuál es la pérdida o la ganancia mayor, con respecto a este mundo, anteponiéndolo al mundo venidero. Es tu elección, tu libre albedrío quien decide.
En el Talmud, tratado de Kedushín dice: “Todo aquél que permanece pasivo, sin realizar ninguna transgresión, se le otorgará recompensa como si hubiera cumplido un precepto”. Se refiere aquí a quien tiene la posibilidad de transgredir, sin que nada ni nadie se lo impida, y se abstiene de hacerlo porque es un mandato escrito en la Torá.
En nuestros tiempos, como a través de toda la historia del género humano, el materialismo excesivo y el dinero cambian y dañan la esencia de la persona. El ir en forma desmedida sobre lo material, hace que precisamente el ser humano se vuelva más materialista e insensible a lo espiritual.
Si al cumplir un precepto se pierde dinero, debes recordar la recompensa que recibirás en el mundo venidero. Lo mismo, no debes prestar atención a la satisfacción que recibes por hacer un pecado placentero en el momento, porque al final recibirás tu castigo, como lo dice el Rey Salomón en Proverbios 20:17 “El pan de la falsedad es sabroso al hombre, más después su boca se llenará de piedras de cascajo.”
Así que por todo esto tengamos muy claro y presente siempre: Hay “Alguien” arriba de ti, que todo lo ve, todo lo escucha y todas tus acciones las escriben en un libro…
No olviden la lectura de Salmos por la paz en Eretz Israel y la pronta redención del mundo entero. Agradezco a todos los que se sumaron a la lectura del Tikún haklalí el domingo pasado.
Mishna 2
רַבָּן גַּמְלִיאֵל בְּנוֹ שֶׁל רַבִּי יְהוּדָה הַנָּשִׂיא אוֹמֵר, יָפֶה תַלְמוּד תּוֹרָה עִם דֶּרֶךְ אֶרֶץ, שֶׁיְּגִיעַת שְׁנֵיהֶם מְשַׁכַּחַת עָוֹן. וְכָל תּוֹרָה שֶׁאֵין עִמָּהּ מְלָאכָה, סוֹפָהּ בְּטֵלָה וְגוֹרֶרֶת עָוֹן. וְכָל הָעֲמֵלִים עִם הַצִּבּוּר, יִהְיוּ עֲמֵלִים עִמָּהֶם לְשֵׁם שָׁמַיִם, שֶׁזְּכוּת אֲבוֹתָם מְסַיַּעְתָּן וְצִדְקָתָם עוֹמֶדֶת לָעַד. וְאַתֶּם, מַעֲלֶה אֲנִי עֲלֵיכֶם שָׂכָר הַרְבֵּה כְּאִלּוּ עֲשִׂיתֶם
“Rabán Gamliel hijo de Rabí Yehuda HaNasí dice: Es bueno el estudio de la Torá acompañado de un trabajo, pues el esfuerzo puesto en ambos hace olvidar el pecado. Todo [estudio de la] Torá que no vaya acompañado de un trabajo, finalmente será abandonado [el estudio] y conduce a la transgresión. Y todo aquél que se ocupa [de ayudar] a la comunidad, que se ocupe en forma desinteresada, pues el mérito de sus ancestros lo ayuda y su rectitud perdura eternamente. Y respecto a ustedes, considero que su recompensa es tan grande, como si hubiesen realizado la obra.”
El trabajo diario extenúa, lo mismo pasa con el estudio de Torá, por eso al cumplir con los dos, la mala inclinación se desvanece del hombre; ya que el cansancio del trabajo diario, unido al estudio de la Torá, que nos guía por la vida, nos hace entender lo que está mal y nos cuidamos de no pecar. Dice Rashí que cuando la persona trabaja y estudia, no desea lo del otro y por tanto no le roba.
La realidad económica de las personas era importante para nuestros Sabios, porque es una forma de evadir los pecados. Ellos mismos contaban con sus propios trabajos para su sostenimiento; eran obreros, artesanos, carpinteros, agricultores o comerciantes, por ejemplo: Hilel era leñador, Shamai albañil, Rabí Ieoshúa herrero, Rabí Janina zapatero, Rabí Huna aguatero, Rabí Aba sastre, etc… Cualquier labor era buena para no tener que depender de nadie. Y como bien dice el noveno de “Los diez recuerdos diarios: Recordarás al Eterno, tu Di-s, porque ÉL es el que te otorga fuerza para hacer riquezas…” (Devarim 8:18). Debemos tener siempre presente, que si fuera por nosotros mismos, no tendríamos nada.
Así que cuando combinamos nuestra fuerza natural para hacer nuestro trabajo (que es lo material), con el esfuerzo de estudiar Torá, nos abre el intelecto y nos hace olvidar el pecado. El no desear lo que no nos pertenece, y no hemos adquirido con nuestro propio esfuerzo, es la expresión más grande de fe. Significa que HaShem es el Di-s de nuestra vida, que confiamos en ÉL, porque sabe lo que necesitamos, y ÉL nos lo da; nunca se equivoca.
El mérito de nuestros ancestros ayuda a la comunidad en sus acciones, por eso los dirigentes y líderes comunitarios no deben llenar su mente y su corazón de orgullo y vanidad.
Rabán Gamliel se dirigía a ellos (tan vigente entonces como hoy) y les prometía que si hacían su trabajo “leshem shamaim” [en nombre del Cielo], sin ningún interés, recibirían una buena recompensa, aunque no hubiesen podido cumplir con todos sus planes. Lo mismo serán recompensados si por estar ocupados en el bienestar comunitario -sin ninguna paga-, no pueden realizar otros mandamientos que en forma personal son importantes.
Buena Semana
Rab Saul Wigoda Teitelbaum, Yeshiva Pirjei Shoshanim
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