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Pirkei Avot 1:6-8 – Hazte de un Rab
- 12 de abril de 2021
- Publicado por: YPS Israel
- Categoría: Pirkei Avot

Mishna 6
יְהוֹשֻׁעַ בֶּן פְּרַחְיָה וְנִתַּאי הָאַרְבֵּלִי קִבְּלוּ מֵהֶם. יְהוֹשֻׁעַ בֶּן פְּרַחְיָה אוֹמֵר, עֲשֵׂה לְךָ רַב, וּקְנֵה לְךָ חָבֵר, וֶהֱוֵי דָן אֶת כָּל הָאָדָם לְכַף זְכוּת
Joshua ben Perahiah y Nittai el arbelita recibieron [la tradición oral] de ellos. Joshua ben Perahiah solía decir: nombra para ti un maestro, y adquiere para ti un compañero y juzga a todos los hombres con la balanza ponderada a su favor.
El Pirkéi Avot está en la Mishná en Masejet Nesikin, este tratado es un compendio de alrededor de 350 años de enseñanzas dadas por los Jajamim de ésas épocas. Y empezó más o menos 200 años antes del Jurbán (destrucción del Beit Hamikdash).
Yehoshúa ben Perajiá y Nitai, el arbelí (ciudad de Arbel en el Galil), recibieron de ellos. Yehoshúa ben Perajiá dice: Hazte de un Rab, adquiérete un amigo y juzga a toda persona para bien.
Hazte de un Rab: No estudies solo por tu cuenta. Importante saber que, cuando los libros eran escasos, la transmisión del conocimiento recaía sobre la capacidad y responsabilidad del Rabino o maestro. Es él quien corrige el estudio y las interpretaciones erróneas en las que normalmente incurrimos todos, cuando no poseemos la visión global de nuestra tradición judía.
En nuestra tradición quien estudia solo no es bien visto, porque esto nos puede llevar a grandes errores y equivocaciones. Incluso hoy que tenemos recursos tan importantes como la internet y poseemos muchísima información, al fin y al cabo, si estudiamos solos, no tenemos posibilidad de hablar con un maestro, no podemos preguntar, manifestar dudas, criterios, protestas, etc. A menos que se estudie con una jabruta a través de alguno de los sistemas electrónicos posibles hoy día. En este caso sí tendríamos a alguien al otro lado con quién estudiar. Solos NO podemos. Necesitamos un compañero o maestro que nos enseñe, nos marque los errores, que saque de nosotros todo el potencial de análisis que tenemos. Si lo hacemos solos, corremos el riesgo de haberlo hecho mal y el problema mayor es enseñar lo que según nosotros hemos aprendido, a alguien más en forma errónea e incorrecta. Estando solos tenemos probabilidad de caernos y no levantarnos. Un maestro, un Rab., nos ayuda a ser constantes, a tener firmeza en todo. Hay 3 cosas que son importantes, principales en la Torá:
– Amar al prójimo como a uno mismo.
– El Shemá.
– Korbanot ( en la mañana y en la tarde).
Los korbanot nos enseñan la constancia, la perseverancia, pero sobre todo en nuestro estudio de la Torá. Si no se tiene constancia en el trabajo espiritual, terminamos cambiando nuestro comportamiento, especialmente si vivimos en la golá. Debemos ponernos objetivos realistas y ser constantes en ellos e ir aumentándolos poco a poco. Debemos aprender de nuestro Rab. en forma constante.
Dice: Hazte un Rab, no Rabanim. A lo largo de nuestra vida tenemos muchos morim (maestros) y rabanim (rabinos), hablándonos, enseñándonos, guiándonos, etc., pero uno necesita tener SU Rab, el que me es cercano (aunque viva lejos), que me conoce, en quien confío, al que le llevo todas las preguntas que tengo, porque él es mi Rab y mi guía. Lo que no es conveniente es andar de Rab en Rab haciendo la misma pregunta para encontrar una respuesta que se “adecúe” a mis necesidades. Siempre debemos escuchar el consejo de nuestro Rab, el que elegimos, aunque no nos guste lo que escuchemos como consejo. Sí es conveniente, por ejemplo, tener un Rab que se especialice en áreas específicas de la halajá: kashrut, nidá, asuntos comerciales, etc. Por si tenemos dudas puntuales sobre esos temas.
Algunos jajamim dicen que “Hacerse de un Rab” significa también apoyarlo, ayudarlo económicamente para que él estudie. Todos tenemos la responsabilidad de que la Torá siga existiendo en el pueblo de Israel, y para eso debemos ayudar mucho, hay que aportar, colaborar y hacer crecer la Torá, aún en el lugar de la galut en donde estemos. Nuestra función como yehudim es elevar el mundo y todas sus naciones para Hashem, acercar cada vez más la redención y la llegada del Mashíaj… Apoyemos al Rab, a los centros de estudio, a los kollelim, preocupémonos de sostenerlos económicamente y asistiendo a estudiar. Cada yehudí tiene la obligación diaria de tener un tiempo para estudiar establecido, aunque sean 15 minutos, pero que sea siempre.
Nuestro pueblo tiene que tener siempre talmidim y jajamim estudiando, porque de ellos salen nuestros futuros morim, rabanim, shojatim, mohelim, soferim, abrejim, etc. Hay cosas que siempre tenemos que enseñar y aprender. La Torá no es un tesoro para tenerlo encerrado en una caja fuerte, debemos expandirla. ¡Qué bueno sería que muchas personas estén escribiendo, publicando, enseñando en todo el mundo, habría Torá en todo lado!
Adquiérete un amigo: El estar solo no es bueno, hay que adquirir un amigo. En Kohelet (Eclesiastés) dice: Son mejores dos que uno.
Hay que adquirir un amigo incluso si tienes que pagarle para eso. Pero, ¿qué es un amigo? Es una amistad verdadera, alguien que te corrige para tu bien, siempre te dice las cosas de frente, y siempre está ahí en las buenas y en las malas. Sabes que cuentas con él en todo y estudian juntos con tranquilidad, sabiendo que lo hacen con honestidad. Es interesante ver que cuando se va a un rezo de una shivá, cuando éste termina, la gente inmediatamente se va, puede ser por sus propios asuntos, o por consideración a los dolientes, pero siempre los más cercanos amigos son los que se quedan con ellos dándoles palabras de consuelo.
Hay que tener amistades de valor, y esto se refiere a que ambos amigos persiguen el mismo objetivo de estudio y hacer el bien, cada uno quiere ayudar a su compañero a alcanzar dicho objetivo juntos. Un ejemplo famoso de amistad de valor lo fueron David y Yonatán. Para cultivar la amistad verdadera, debemos hacerlo con alguien de nuestra confianza.
Juzga a toda persona para bien: Debemos buscar siempre lo bueno, los méritos en la otra persona. ¿Por qué siempre juzgamos para mal? Porque siempre nos dejamos llevar por las apariencias, juzgamos negativamente sin saber. Si no conocemos a una persona, siempre debemos juzgarla para bien. Sin embargo, juzgar para bien no es en forma incondicional, debemos analizar el comportamiento y conocerle un poquito mejor antes de poder decir una palabra de una persona. Porque tal y como dicen las siguientes dos citas, debemos tener cuidado.
“Todo aquél que desconfía de un justo [él mismo] padecerá sufrimientos” (Talmud Shabbat 127a).
“Aún cuando su voz se torne amable, no le creas…” (Prov. 26:25)
Tengamos mucho cuidado con lo que decimos y a quién, y cómo juzgamos.
Mishna 7
נִתַּאי הָאַרְבֵּלִי אוֹמֵר, הַרְחֵק מִשָּׁכֵן רָע, וְאַל תִּתְחַבֵּר לָרָשָׁע, וְאַל תִּתְיָאֵשׁ מִן הַפֻּרְעָנוּת
Nittai el arbelita solía decir: manténgase alejado del prójimo malvado, no se apegue a los malvados y no abandone la fe en la retribución [divina].
Es muy interesante que en la primera parte de la frase no solamente se puede entender, “aléjate del mal vecino”, sino que también podemos interpretarlo como: “Aleja a tu vecino del mal”. Y esto, ¿por qué? Porque tu vecino puede ser un yehudí que transgrede la Torá, entonces cuando ves que tu prójimo está por un mal camino, ayúdalo a alejarse del mal y acércalo a la Torá, tal vez uno mismo no sea la persona más indicada para ayudarle a esa persona, pero se debe hacer todo lo posible para enrumbarle por la senda de las mitzvot y el estudio de la Torá.
Pero, volviendo a la frase inicial, aléjate de un mal vecino, porque existe la influencia de las personas que tenemos alrededor y que resulta inevitable, no debes vivir en lugares o al lado de personas que te van a influir para mal. Lo primero que uno debe analizar es: ¿Dónde voy a ubicar mi residencia? ¿Quiénes viven cerca mío?; porque es evidente que lo que esté cerca nuestro va a llegar a nuestra casa. La música del vecino, los olores de su cocina, sus palabras, cómo se viste, cómo se comporta y eso va a incidir en nuestro propio comportamiento. Nosotros como yehudim, somos un pueblo completamente diferente, y por eso, nadamos contra corriente, (algo que nos resulta difícil y cansado), porque nuestras costumbres difieren mucho de las del resto de los pueblos, -y que precisamente son nuestros vecinos-. Esto lleva a que muchas personas se rindan y se dejen “llevar por la mayoría” y ahí es cuando empezamos a asemejarnos al vecino.
Hay ambientes que no son adecuados para el yehudí, aléjate de ellos, aunque resulte difícil. Se necesita ser fuertes en la adversidad, sobre todo en la galut. Lo más conveniente es tomar nuestras cosas y alejarnos del lugar, necesitamos habitar en lugares donde haya una buena influencia para nosotros y para nuestra familia.
No te juntes con el malvado. Si nuestro deber es alejarnos de un mal vecino, con mucha más razón de un malvado, para no aprender de sus malos actos. Y aun cuando no imitemos sus acciones, el hecho de estar junto a ellos, nos hace “culpables” de su accionar. De ahí sale el adagio: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Hay una mishná que dice: “Uno no debe confiar en sí mismo hasta el día de su muerte”, ¿qué significa esto? Significa que no debemos confiar en que las cosas malas o las malas influencias no nos van a pasar. Hay que tener mucho cuidado, ser vigilantes de las cosas que hacemos, porque muchas veces sin darnos cuenta vamos cayendo poco a poco, de repente podemos estar completamente afectados de bajas inclinaciones.
No desesperes de la retribución divina. No pienses que la desgracia no va a llegar, no debemos dar nada por sentado, lo que hoy se tiene mañana no se sabe, y esto no es solo en asuntos económico-materiales. Hashem da y Hashem quita.
Vivamos nuestras vidas con compasión, con alegría, saludemos a las personas, compartamos con el prójimo. Aprendamos a vivir de una manera en que nada se tiene por comprado. HaKadosh Baruj Hu nos da todo para que lo administremos de la mejor manera, nos da salud, dinero, sabiduría, belleza, etc. Todo lo que tenemos proviene de ÉL y es para ÉL, recordemos que en Rosh Hashaná se nos decreta todo para el año siguiente; no pensemos que lo adquirido es por siempre, aunque estemos muy cómodos creyendo eso. La misma historia de nuestro pueblo nos lo ha demostrado cientos de veces. El caso de Iyov es muy importante en ésta época, lo tenía todo y todo lo perdió porque el Boré Olam así lo quiso (aunque después lo premió de nuevo).
Sin embargo, no debemos por esto sentir temor o tristeza, sino más bien dar gracias constantemente a HaKadosh Baruj Hu, si tienes familia agradece, hay que ayudar, compartir, vivir con alegría y saber ser agradecidos
Mishna 8
יְהוּדָה בֶן טַבַּאי וְשִׁמְעוֹן בֶּן שָׁטָח קִבְּלוּ מֵהֶם. יְהוּדָה בֶן טַבַּאי אוֹמֵר, אַל תַּעַשׂ עַצְמְךָ כְעוֹרְכֵי הַדַּיָּנִין. וּכְשֶׁיִּהְיוּ בַעֲלֵי דִינִין עוֹמְדִים לְפָנֶיךָ, יִהְיוּ בְעֵינֶיךָ כִרְשָׁעִים. וּכְשֶׁנִּפְטָרִים מִלְּפָנֶיךָ, יִהְיוּ בְעֵינֶיךָ כְזַכָּאִין, כְּשֶׁקִּבְּלוּ עֲלֵיהֶם אֶת הַדִּין
Yehudá ben Tabay y Shimon ben Shataj recibieron de ellos. Yehudá ben Tabay dice: No te erijas como abogado, cuando ambas partes (del juicio) estén ante ti, que sean ante tus ojos como culpables y cuando salgan de tu presencia, que sean ante tus ojos como inocentes, pues han acatado tu veredicto.
Con respecto a esta mishná, existe una introducción muy interesante del tiempo en la que sucedió; debido a esto hoy cambiaré el formato.
Es la época del Segundo Beit Hamikdash, los cohaním reinaban en ese momento, (eran de los jashmonaím). Algo que a ellos se les criticaba, era que tuvieran el reinado, -que no les correspondía-, ya que en realidad tendría que estar en manos de algún miembro de la tribu de Yehudá, de quien descendía el Rey David.
Inai hamelej, era cohen; en una ocasión hizo una guerra que ganó y le dijo a los Sabios: “Vengan a festejar conmigo que Hashem nos entregó a estos pueblos”. Los Sabios fueron donde el rey y con ellos, algunas otras personas más, entre los que estaba un hombre llamado Eliécer que fungía a veces como consejero del rey. Éste le dice a Inai hamelej, que a su parecer los Sabios no están muy satisfechos con su proceder (haciendo así lashón hará). El rey le contesta cómo puede estar seguro de esto?, a lo que él le responde: Saque el tzitz – (que se colocaba en la cabeza y tenía el nombre de Hashem escrito)- del Cohen Gadol y se lo pone, para ver cuál es la reacción de los Sabios, si lo aceptan a él como Cohen Gadol o no… Los Sabios al verlo se molestaron mucho y le preguntaron: ¿Qué haces con el tzitz puesto? ¿No es suficiente con que seas rey, también quieres ser el Cohen Gadol?… El Rey Inai enfureció y de nuevo le preguntó a Eliécer qué debía hacer y éste le contestó: ¡matarlos a todos! Inició así una persecución y masacre de Sabios de Israel, dejando a la Torá escrita huérfana de la Torá oral; afortunadamente y porque Boré Olam así lo quiso, unos muy pocos lograron huir. Shlomit esposa del rey Inai, escondió a su hermano, que era uno de los Sabios, quien logró salvarse; su nombre Shimon ben Shataj, uno de los dos Sabios de esta mishná ocho.
Luego de que mató a la mayoría de los Sabios, Inai hamelej pasó a ser parte del Sanhedrín, el cuál para entonces ya estaba conformado por tzdokim o zadokim (secta fundada por un ex-alumno de Antígnos Ish Sojo llamado Tzadok y que renegaba de la Torá oral dada por los Sabios, y la interpretaban a su propio gusto y antojo). Shimon ben Shataj, poco a poco empezó a quitarlos y a traer de nuevo Sabios de Alejandría, Egipto, hacia donde habían huido los pocos que lo lograron. De ahí precisamente hizo traer a su compañero Yehudá ben Tabay, el segundo Sabio de esta mishná ocho, y quien se convertiría poco después en el Jefe del Sanhedrín.
La Mishna dice: Yehudá ben Tabay y Shimon ben Shataj recibieron de ellos. Yehudá ben Tabay dice: No te erijas como abogado, cuando ambas partes (del juicio) estén ante ti, que sean ante tus ojos como culpables y cuando salgan de tu presencia, que sean ante tus ojos como inocentes, pues han acatado tu veredicto.
En este sentido, no te creas que eres un gran sabio, que sabes las leyes y por lo tanto no tienes que estudiarlas; cuando debas hacer un juicio, tienes que remitirte a los libros y repasar el tema que ahora debes juzgar. Además, está prohibido que un hombre siendo juez revele el dictamen de la ley a cualquiera de los litigantes.
No hay que tener ninguna simpatía en especial hacia alguno de los dos querellantes. Cuando se es juez, hay que indagar e investigar profundamente a cada uno, como si fuese culpable; no se puede juzgar basándose en criterios como: el dinero de una persona, el buen nombre de su familia, el éxito en sus negocios, el parecer una persona distinguida, etc.; sino que todos son culpables de la misma manera, hasta que al final se llegue al veredicto.
Pero cuando termina el juicio y se ha aceptado el dictamen final, se debe pensar que el culpable, quizás estaba pasando por un mal momento y se equivocó en lo que hizo, que talvez no tuvo la intención de hacer un daño, o que solo actuó mal, presionado por las circunstancias, o que probablemente actuó sin culpa. Sin embargo, una vez determinada y aceptada la culpabilidad, se debe pensar que esa persona es capaz de hacer teshuvá. Es obvio que deberá pagar por el delito cometido, pero una vez completado el castigo, se debe pensar en esa persona como que a partir de ahí es inocente, en razón precisamente de esa capacidad de hacer teshuvá. A este nivel de amor por el prójimo y por Eretz Israel se debe llegar.
Jodesh Tov
Rab Saul Wigoda Teitelbaum, Yeshiva Pirjei Shoshanim