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Espacio, Tiempo y Espiritualidad
- 14 de febrero de 2021
- Publicado por: Rab Naftali Espinoza
- Categoría: Inspiracion Yeshiva
Tiempo en la Física
En física se llama tiempo a una magnitud que sirve para medir la duración o la separación de uno o más acontecimientos. Esto permite ordenar una secuencia en pasado, presente, futuro, además de determinar si estos eventos ocurren de forma simultánea o separada.
En física, el tiempo se representa con la variable t y su unidad de medición en el Sistema Internacional es el segundo (s), en un marco sexagesimal (60 unidades constituyen una unidad mayor) y el aparato con el que se mide es el reloj.
El tiempo puede pensarse como la duración de las cosas que están sujetas al cambio, y es una de las magnitudes físicas más importantes. Dentro de las consideraciones físicas, se la considera una variable que, combinada con otras, permite determinar la posición, el movimiento, la velocidad y muchas otras magnitudes de un objeto o sistema.
El tiempo está implicado en numerosos cálculos físicos y, por lo tanto, hay muchas fórmulas posibles para calcularlo, dependiendo de las otras variables que tengamos a mano:
Por ejemplo;
Velocidad: La velocidad se calcula a partir de la fórmula V = d/t (Velocidad (V) es igual a distancia (d) sobre tiempo (t)). Se mide en unidades de distancia por unidades de tiempo: (d) Km/h, (t) m/s, etc. Si despejamos el tiempo en esta fórmula, obtenemos: T = d/v.
Aceleración. La aceleración (a) es el cambio en el tiempo entre dos velocidades y se calcula con la fórmula: a = Δv/Δt, donde Δv es la v inicial – v final y Δt es t inicial – t final. Si tomamos el t inicial como cero, entonces tenemos que: t = (Vfinal – Vinicial)
El tiempo también se puede ver representado de diferente manera según la mecánica clásica y la mecánica relativista (Albert Einstein), lo cual es para objeto de otro estudio.
Instrumentos de medición del Tiempo
Reloj Atómico: Un reloj atómico es un tipo de reloj que para alimentar su contador utiliza una frecuencia de resonancia atómica normal. Los primeros relojes atómicos tomaban su referencia de un máser[1]. Las mejores referencias atómicas de frecuencia (o relojes) modernas se basan en físicas más avanzadas, que involucran átomos fríos y fuentes atómicas. Las agencias de normas nacionales mantienen una exactitud de 10-9 segundos por día y una precisión igual a la frecuencia del transmisor de la radio que bombea el máser.
La precisión alcanzada con este tipo de reloj atómico es tan elevada que admite únicamente un error de un segundo en 30 000 000 años. El reloj más preciso del mundo se diseña en el Observatorio de París, donde los actuales relojes atómicos tardarían 52 millones de años para desfasarse un segundo. El nuevo objetivo de la investigación francesa es aumentar ese plazo a 32 mil millones de años.
Reloj Convencional: Se denomina reloj al instrumento capaz de medir, mantener e indicar el tiempo en unidades convencionales (horas, minutos o segundos). Mide el tiempo según la rotación de la tierra a través del sol, dividiendo el día en 24hrs.
Opinión de nuestros sabios sobre el Tiempo
Dentro de los Poskim, tenemos un Majloket entre los Rishonim sobre que es el tiempo. El Rab Moshe Meiselman en su libro “Torah Jazal y Ciencia” explica el Majloket de la siguiente manera:
Rambam: El Ramban en su libro Moreh Nevujim jelek 2 punto 13 escribió que el tiempo también es una cosa creada por Hashem, y que depende del movimiento. Según el Rambam, nuestras unidades de tiempo familiares presuponen la existencia de los cuerpos celestes, particularmente el sol y el Galgal HaElyon, que es la esfera exterior que todo lo abarca. Los días, meses y años se basan en los movimientos del sol y la luna, mientras que las horas, minutos y segundos son simplemente fracciones del día. Por esta razón, el uso de la Torá de los términos “tarde” y “mañana”, “día” y “noche” antes de la creación del sol en el cuarto día constituye un problema. En realidad, la dificultad es más grave porque la visión del tiempo del Rambam depende del movimiento de los objetos físicos, por lo tanto, antes de la creación de los cuerpos celestes, ¡no solo no había base para la medición del del tiempo, más aun, no había base para que existiera el tiempo!
El Rambam resuelve estas dificultades recurriendo a la visión, compartida por Rashi y el Radak, de que todas las cosas, incluidos los cuerpos astronómicos, realmente surgieron el primer día de la creación. Esto significa que las esferas fueron creadas el primer día, pero solo en el día cuarto fueron puestos en órbita, y este movimiento de las esferas, es el que provoca la medida del tiempo que hoy tenemos.
Ramban: El Ramban (Najmanides) trae una opinión alternativa a lo que nos presento al Rambam anteriormente. Esta visión es aceptada también por sus alumnos el Rashba y Rabenu Bejaye.
Lo primero a considerar antes de presentar su visión sobre el tiempo es considerar que la historia esta dividida en 6 etapas. Las etapas son:
- El periodo antes de la creación, donde solo Hashem existía.
- El periodo hasta donde se creó la Tora.
- Los 6 días de la creación.
- El periodo hasta el diluvio.
- El año del diluvio.
- El periodo desde el fin del diluvio hasta ahora.
En estas etapas la existencia tuvo sus principales cambios, lo que pudo representar en un cambio en la concepción del tiempo.
¿En cuál de estas etapas comenzó a medirse el tiempo?
El Ramban, ni siquiera considera la posibilidad de que el tiempo medible comenzara antes de la creación del universo físico. Evidentemente, él creía que el tiempo en términos de duración medible depende de la existencia de entidades físicas. Sin embargo, a diferencia de Maimonides, para el Ramban el tiempo no depende del movimiento. El Ramban señala que independientemente de lo que hayan representado los primeros seis días, también fueron días reales, compuestos de minutos y horas, y lo fueron desde el primer día, y no solo a partir del cuarto día. Sin embargo, la etapa precisa en la que comenzó el tiempo medible, depende de la siguiente pregunta ¿con respecto a que se midió? El Ramban ofrece dos posibilidades: la primera es que el tiempo se midió con respecto a la luz, la primera entidad tangible creada. La segunda es que se midió con respecto al hiuli, la sustancia primordial sin forma del universo, cuya creación precedió incluso a la de la luz.
Medición del Tiempo con respecto a la Luz: La dificultad con la primera propuesta, como reconoció el Ramban, es que la creación de la luz parece haber sido precedida por la noche, tal como lo dice el Pasuk de la Tora. Por lo tanto, el Ramban propone que la luz fue realmente creada de inmediato, pero en un dominio fuera del marco natural. Es decir, se creó la noche y la luz, pero esta luz fue puesta en otro lugar, fuera del dominio de la naturaleza, y Solo después de un período de oscuridad de doce horas, la luz emergió entonces al cosmos. Así, el período de su ocultamiento constituyó la primera noche, mientras que su aparición significó el comienzo del primer día. Resulta, entonces, que, según esta visión, el tiempo se midió inicialmente con respecto a una entidad que aún no era parte del universo físico y, por lo tanto, presumiblemente no poseía cualidades tangibles.
Medición del Tiempo con respecto al Hiuli: Según el Ramban, seguido por el Rashba y Rabenu Bajaye después de un período inicial, ya sea que el tiempo fuera medible o no, en donde solo la Tora existía, HaShem creó la sustancia primordial del universo, referida en la Torá como “tohu” y en el léxico de los Rishonim, por el término filosófico griego hiuli, que es como se le llama a la materia absolutamente sin forma. Este es el primer acto de creación física.
Aunque los Rishonim tomaron prestado conscientemente este término hiuli, su concepción de esto era muy diferente a la de los griegos. El hiuli de Aristóteles es simplemente el sustrato de las cosas materiales, pero nunca se puede encontrar independientemente de la forma. Por el contrario, el tohu de la Torá, primero se creó el tohu y solo después de ser creado se le impuso una forma. La forma preliminar impuesta entonces es referida por la Torá como bohu. Según estos Rishonim, es la creación del hiuli la que se describe en el primer verso de Bereshit. El verbo que se usa es bara (creo), que indica creación ex nihilo. Esta fue la única instancia de creación ex nihilo hasta la creación del hombre.
A partir de eso, las sustancias y entidades particulares iniciales se formaron a partir del hiuli de una manera que la creación ya no era yeish meayin (algo creado de la nada) sino yeish miyeish (algo que fue creado de algo ya existente). Al final de la primera semana, el proceso de transformación del hiuli en objetos tangibles también había cesado.
Por lo tanto, en relación a la medición del tiempo de acuerdo con Hiuli, queda claro que cuando solo existía hiuli, todos los métodos que hoy usamos para medir el tiempo son irrelevantes. Todos los “criterios” actuales del tiempo, y de hecho todos los utilizados por los seres humanos desde la creación de Adán, dependen de procesos físicos regulares y observables. Y quizás esta es la explicación de la diferencia entre los millones de años del universo de acuerdo a los científicos y a los 5780 años que nos habla la Tora. Pero esto es tema para otra conferencia.
Rashba: El Rashba entiende la creación del tiempo de una manera similar a la del Ramban, y que como el periodo del Hiuli es inmedible de acuerdo a los sistemas que hoy contamos para medir el tiempo, por lo tanto, durante ese periodo en el que solo la Tora había sido creada, esos años son años diferentes a los que nosotros conocemos.
Raavad: De acuerdo al Raavad el tiempo no es medible de ninguna manera en la que nosotros estamos familiarizados, por lo tanto, es irrelevante tratar de entender su funcionamiento y origen.
Aplicación Espiritual
El Rab Alexander Poltorak escribió que el primer verso en la Torá es clave para entender los fundamentos de la creación.
En lo que respecta a la física, hay tres palabras clave en este versículo, que se destacan en negrita:
בְּרֵאשִׁ֖ית בָּרָ֣א אֱלֹהִ֑ים אֵ֥ת הַשָּׁמַ֖יִם וְאֵ֥ת הָאָֽרֶץ׃
En el principio creó Di-s los cielos y la tierra.
En un nivel espiritual, según Najmanides, estas tres palabras: “principio“, “cielos” y “tierra“, representan, respectivamente, el tiempo, el espacio y la materia. Es fácil ver que el “principio” representa el tiempo, porque el “principio” es claramente un concepto temporal que desencadena el comienzo del tiempo; “cielos” es una metáfora del espacio, porque las estrellas y los planetas se perciben en el cielo (es decir, los cielos) cuando, de hecho, se mueven en el espacio; y esa “tierra” es emblemáticamente importante, porque la tierra está hecha de materia, y porque esta palabra connota la única cosa tangible en este versículo.
Si bien esta comparación parece muy intuitiva, es mucho menos intuitivo que los tres conceptos fundamentales —tiempo, espacio y materia— tengan un denominador común y todos puedan expresarse a través de la idea del cambio.
En el pensamiento judío, el tiempo es cambio. Por ejemplo, el Sefer Yetzirah, describe este universo como existente en tres dimensiones: espacio, tiempo y espiritualidad. Se expresa en el hebreo original como olam (“mundo”, es decir, espacio), shanah (“año”, es decir, tiempo), nefesh (“alma”, es decir, la dimensión espiritual). Como vemos, El Sefer Yetzirah usa la palabra shanah (“año”) como un sustituto del tiempo. La palabra shanah, es decir, “año”, está etimológicamente relacionada con la palabra shinui, es decir, cambio. Debido a que “año” es una palabra clave para el tiempo, vemos que el tiempo se identifica con el cambio. Aprendemos aqui que la esencia misma del tiempo es el cambio.
Por lo tanto, podemos obtener de esto, que si no hay cambios entonces el tiempo es igual a cero, o inexistente.
Si el tiempo es cambio, ¿qué es el espacio? El espacio es en realidad lo opuesto al tiempo; es la falta de cambio, el fondo estático contra el cual se desarrolla la dinámica de la física y el drama de la vida.
Hasta ahora, encontramos el denominador común para dos palabras, tiempo (cambio) y espacio (falta de cambio). ¿Pero qué hay de la materia?
La materia en todas sus formas tiene una característica común: la masa[2]. No estamos hablando aquí de la masa gravitacional, la fuente de la gravedad. Más bien, estamos hablando de la masa inercial tal como aparece en la segunda ley de Newton. En esa ley, dada una fuerza (f), la aceleración a es inversamente proporcional a la masa m: a = f/m. Cuanto mayor es la masa (m), menor es la aceleración (a). Lo que significa que la relación Velocidad/Tiempo es menor. Por lo tanto, la masa es la medida de la resistencia de un cuerpo a cambiar de movimiento. En resumen, la masa (m) es resistencia al cambio. Y si queremos que la masa (m) sea menor, es decir que esa resistencia al cambio disminuya, debemos aumentar la aceleración (a), es decir la razón entre la Velocidad (v) y el Tiempo (t).
F= m*a
F= fuerza[3]
m=Masa
a= Aceleración = (v inicial – v final) / (t inicial – t final)
Por lo tanto: el tiempo es cambio, el espacio es la falta de cambio y la masa es resistencia al cambio. Asi que ¡Toda nuestra existencia se trata de un cambio!
Esto puede parecer una conclusión sorprendente. Ya que, si este mundo parece bastante sólido y estable, ¿Por qué el cambio estaría en el centro de nuestra existencia? Es porque este mundo fue creado de la nada. Debido a que el proceso de creación “comenzó” con la creación del tiempo, la fuerza creadora divina precede al tiempo, (por supuesto, nada puede “preceder” al tiempo en un sentido temporal; entendemos “preceder” en términos de una causa relación y efecto) por lo tanto, por así decirlo nosotros existimos en el tiempo. Cualquier cosa que trascienda (“antes” o “arriba”) del tiempo se relaciona igualmente con cada momento en el tiempo. (Piense en un punto sobre la línea horizontal; puede dibujar una línea que conecte ese punto con cualquier punto de la línea horizontal). En consecuencia, percibimos cosas que trascienden el tiempo como eternas (porque se relacionan igualmente con cualquier momento en nuestra línea de tiempo).
La creación de la nada, es el primer cambio de la nada a algo, el cambio que “precedió” al tiempo, y “nada” significa no solo no importa, sino también significa que no hay espacio ni tiempo. Por lo tanto, para nosotros, la creación es un proceso continuo y eterno.
El Sefer Jadisudut Hamebuar escribió que hasta el día de hoy la creación sigue avanzando, no se ha detenido ni por un instante, incluso en Shabat el proceso de creación continua, ya que, si no fuera así, si la creación se detuviera incluso el mas ínfimo instante, el mundo volvería a cero. Por lo tanto, toda la existencia es un constante cambio y avance, Y el estacionarse no esta dentro de las posibilidades.
El funcionamiento de nuestros corazones latiendo el ritmo de la vida; nuestros pulmones inhalando y exhalando; nuestras células vibrando: todo está en constante cambio. La existencia misma es sinónimo de cambio. Es por eso que el cambio es el denominador común del tiempo; el espacio y la materia, el denominador común de la existencia, y todo está en el primer verso de Bereshit.
בְּרֵאשִׁ֖ית בָּרָ֣א אֱלֹהִ֑ים אֵ֥ת הַשָּׁמַ֖יִם וְאֵ֥ת הָאָֽרֶץ׃
En el principio creó Di-s los cielos y la tierra.
Reflexión Final
En mi opinión personal, de acuerdo al conocimiento que hoy manejo, la opinión de Maimonides sobre lo que es el tiempo, es la visión que más se acerca a la realidad, es decir que el tiempo para que exista depende directamente del movimiento de los planetas. Incluso considerando la teoría de la relatividad de Albert Einstein, donde la velocidad toma un papel importante en la relación Tiempo y Espacio.
Sin movimiento, no hay tiempo. Si la rotación de la tierra alrededor del sol se detuviera, no habría día ni noche, y por consecuencia el tiempo no pasaría. De esta misma forma, nosotros debemos movernos, si queremos que el tiempo avance en nuestras vidas de una forma positiva y logremos ser parte activa de la creación, debemos avanzar, no quedarnos estacionados. Cada segundo de nuestras vidas debemos justificar el porqué de nuestra existencia en este mundo. Tal como vimos en la fórmula de la masa (m), si aumentamos “velocidad” a nuestras acciones, veremos una mayor evolución y crecimiento, y esto no se trata de hacer las cosas en forma alocada ni actuar solo por instinto, me refiero al hecho de siempre tratar de pensar en cómo mejorar como persona y como un individuo dentro de una sociedad, y por su puesto que hacer para llegar a ser un mejor judío, y cumplir con nuestra misión en este mundo[4]. La pasividad y el querer estacionarse en un punto fijo justifica el por qué ya no deberíamos seguir existiendo. Esto lo paso a explicar con un ejemplo de la vida diaria.
Cuantas veces hemos escuchado de aquellos estando en una avanzada edad, o que han trabajado por largos años, el querer que llegue pronto el tiempo donde se puedan retirar o jubilarse. Irse de pensia como se escucha mucho en Israel. ¿Para qué? Uno pregunta ¡¡¡Para hacer nada!!!, responden ellos.
Muchos llegan a ese momento y después de estar toda una vida de forma activa, trabajando física o mentalmente, deciden parar y detenerse, en otras palabras, deciden jubilarse de todo, para hacer nada. Es así que, en muchos o la mayoría de esos casos, estas personas comienzan a enfermarse, sentirse cada día con menos fuerzas e ímpetu, etc. Y lamentablemente, muchos pasan de esta vida, a una temprana edad. ¿A qué se debe esto? Mi respuesta es simple pero profunda. Esto se debe a que no estamos justificando nuestra existencia. Y como lo vimos en la fórmula matemática, sin movimiento, sin velocidad no hay tiempo. Necesitamos el movimiento para que el tiempo exista en nuestras vidas!!!!. ¿Queremos más tiempo para vivir?, necesitamos movernos, producir… como dice el Zohar Hakadosh en la parashá Shelaj, “la misión del judío en este mundo es ocuparse del estudio de la Tora”, así que si tuvo que dejar e trabajar porque ya cumplió más de 65 o 70 años, o eres joven y no sabes que hacer de tu futuro, estudia Tora, ya que es la única profesión de la que nunca nos jubilaremos, donde cada día podemos seguir aprendiendo y descubriendo los secretos de la vida y el universo.
Kol tuv,
Rab Naftali Espinoza, Rosh Yeshiva Pirjei Shoshanim Israel
[1] Wikipedia: Un máser es un amplificador de microondas por la emisión estimulada de radiación, un amplificador similar al láser pero que opera en la región de microondas del espectro electromagnético y sirve para recibir señales muy débiles. La palabra deriva del acrónimo en inglés MASER, por Microwave Amplification by Stimulated Emission of Radiation. Su funcionamiento está basado en el fenómeno de emisión estimulada de radiación, enunciado por Albert Einstein en 1916. En la Universidad de Columbia, Estados Unidos, Charles Hard Townes propuso en 1951 su existencia y en 1954 construyó el primero. Cuando una molécula o un átomo se hallan en un estado energético adecuado y pasan cerca de una onda electromagnética, ésta puede inducirles a emitir energía en forma de otra radiación electromagnética con la misma longitud de onda que refuerza la onda de paso y desencadena una cascada de fenómenos que llevan a aumentar mucho la intensidad del impulso original. En algunas nubes de materia interestelar excitada por la radiación de estrellas cercanas se produce el mismo fenómeno, que conduce a la formación de un intenso haz de radiación con longitud de onda bien definida.
[2] Wikipedia: En física, masa (del latín massa) es una magnitud física y propiedad fundamental de la materia, que expresa la inercia o resistencia al cambio de movimiento de un cuerpo. De manera más precisa es la propiedad de un cuerpo que determina la aceleración del mismo, cuando este se encuentra bajo la influencia de una fuerza dada. Es una propiedad intrínseca de los cuerpos que determina la medida de la masa inercial y de la masa gravitacional. La unidad utilizada para medir la masa en el Sistema Internacional de Unidades es el kilogramo (kg).
No debe confundirse con el peso, que es una magnitud vectorial que representa una fuerza cuya unidad utilizada en el Sistema Internacional de Unidades es el newton (N), si bien a partir del peso de un cuerpo en reposo (atraído por la fuerza de la gravedad), puede conocerse su masa al conocerse el valor de la gravedad.
Tampoco se debe confundir masa con la cantidad de sustancia, cuya unidad en el Sistema Internacional de Unidades es el mol.
[3] En física, la fuerza (F) es una magnitud vectorial que mide la razón de cambio de momento lineal entre dos partículas o sistemas de partículas. Según una definición clásica, fuerza es todo agente capaz de modificar la cantidad de movimiento o la forma de los materiales. No deben confundirse con los conceptos de esfuerzo o de energía.
En el Sistema Internacional de Unidades, la unidad de medida de la fuerza es el newton que se representa con el símbolo N, nombrada así en reconocimiento a Isaac Newton por su aportación a la física, especialmente a la mecánica clásica. El newton es una unidad derivada del Sistema Internacional de Unidades que se define como la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 m/s² a un objeto de 1 kg de masa.
[4] El Zohar Hakadosh en la parashá Shelaj, señala que la misión del judío en este mundo es ocuparse del estudio de la Tora.